martes, 7 de julio de 2009

Presentación del libro Mi miedo sólo mío en Londres




Yamilka Noa es una joven escritora, quien procura labrarse un camino impecable y brillante en la literatura (no sólo en el área centroamericana, sino también en Europa). Tiene su residencia habitual en Costa Rica, en Guanacaste, donde las melancólicas fantasías del mar le transmiten a sus versos, esa carga deslumbrante de belleza verbal, resonante, exquisita…
El azur, el azur, el azur encaje tentador que le sirve de atuendo a la poesía de Yamilka, es un elemento vívido y de renovación absoluta, enemigo del miedo (cuya presencia en el ser humano es de naturaleza subjetiva, pero cobra apariencia real en las relaciones cotidianas) presto a escapar con la velocidad de un bólido, ridiculizando los abismos del temor, hacia el universo luminoso de lo supremo, de lo apolíneo.
Yamilka en su espíritu literario se metamorfosea en aquella mitológica divinidad helénica secuestrada en los infiernos, Perséfone, quien escapa de la oscuridad; de los brazos terroríficos de Plutón, hacia la tierra cada vez que la primavera disipa las tinieblas del férreo invierno.
Su obra poética es así, navega en el miedo y en las calamidades que pueblan el alma del hombre, absorbiendo de esa forma su quintaesencia, convirtiéndola en refulgente y purificada estatua marmórea de lirismo. Tal es la experiencia, cuyos dedos insustanciales, han escarbado en las rientes arenas de Guanacaste desenterrando un grácil cofre de zafiros y piedras de ónix para adornar el pecho de esta celeste ninfa, cuya voz seductora trasciende en la brisa desbordante de la playa. Allí, ella canta sus límpidos sueños aromatizados con rosas y manzanas como en las épocas pretéritas lo hicieran también Safo en las doradas costas de Mitilene, y Corinna desde los farallones de Atenas.
En Perú, en la ciudad de Chiclayo, con el esfuerzo debido, salió de las prensas el segundo número de la Revista de Arte y Cultura Internacional “AN” en el mes de abril del año corriente. En la sección antológica “Vuelo Azul” se recogen algunos poemas de Yamilka Noa (en conjunto a muestras de los trabajos de Ernesto Kahan, Lina Zerón, Dilercy Adler, Ruth Levy, etc), lo que personalmente me llena de satisfacción y porqué no decirlo, como una forma de homenaje a ella, considerando su juventud y sus logros.

Queridos amigos, ella pronto irrumpe en la escena, contemplémosla con el debido respeto y admiración.

Wilson Vera-Recoba.
Coeditor de la Revista “AN”